¿Qué es la adolescencia?

La adolescencia es el período de transición de la infancia a la edad adulta que se caracteriza por múltiples cambios biológicos, cognitivos, socioemocionales y psicosociales. 

Es una etapa de exploración, autoconocimiento y apertura, pero también es una etapa en la que ocurren sucesos o experiencias que pueden provocar problemas de salud mental que es importante identificar y atender para evitar que se compliquen en la edad adulta.

Cambios esperados en esta etapa

Adolescencia (10 – 19 años)

Los adolescentes suelen sentirse extraños y diferentes porque en esta etapa ocurren diferentes cambios repentinos a nivel físico (rápido crecimiento, cambios corporales, aparición de vello y acné), mental (por ejemplo, comienzan a cuestionarse ideas o creencias inculcadas desde pequeños), social (interés por las relaciones amorosas y la sexualidad, distanciamiento de los padres) y emocional (por ejemplo, ansiedad, frustración, confusión, éxtasis) que influyen en el estado de ánimo, en la forma de pensar y de interactuar con el entorno.

Juventud (20 – 25 años)

La juventud está llena de nuevas experiencias que pueden causar cambios significativos y problemas emocionales.

Es una etapa en la que se define la identidad, los gustos, las preferencias y se desarrolla la vida personal y profesional que en algunas ocasiones provoca preocupaciones e incertidumbre.

Suelen disminuir los conflictos con los padres y hay una tendencia a elegir relaciones individuales o grupos de amigos pequeños. 

Hay diversas preocupaciones por el futuro relacionadas con comenzar la vida laboral o académica, tener independencia económica, tener una pareja sentimental, formar una familia, etc.

Cambios que generan malestar psicológico

Algunos cambios en la adolescencia pueden general malestar emocional y provocar problemas en el rendimiento académico, laboral o en la forma en que nos relacionamos con la familia, amigos o personas cercanas. 

Muchos adolescentes se sienten abrumados, confundidos y frustrados por todos los cambios repentinos que ocurren en esta etapa y por la incertidumbre hacia el futuro.

Consumo de sustancias y psicosis

Cannabis y psicosis

Consumo de alcohol en pacientes con psicosis

Consumo de tabaco en pacientes con psicosis

Cristal y síntomas pscióticos

Consumo de cristal

El cristal es una metanfetamina, un potente estimulante que afecta al sistema nervioso central, y tiene un aspecto de fragmentos de vidrio o piedras blanco-azuladas brillantes, por eso le llaman “cristal”.

Se usa de diversas maneras: inyectada, inhalada, fumada o tomada.

En México, su uso inició aproximadamente en 2013 en los estados del noreste y para el 2021, su consumo se extendió a todo el territorio nacional. En 2018 se reportó que el 2% (2.3% son hombres y 1.7% mujeres) había consumido cristal alguna vez en la vida y casi la mitad de las personas consumidoras de metanfetaminas (46%) inició el consumo entre los 18 y 25 años.

Existen consecuencias por el consumo de cristal a corto y a largo plazo.

Causa cambios en el sistema de dopamina del cerebro y estos cambios, están asociados con una menor coordinación, disminución del aprendizaje verbal, problemas emocionales, de memoria, paranoia y alucinaciones.

Entre el 26% al 46% de los consumidores terminan presentando un episodio psicótico, ya sea durante la intoxicación o durante la abstinencia.

¿Por qué el consumo de cristal puede provocar síntomas psicóticos?

El inicio de los síntomas psicóticos se da alrededor de los 2-5 años de haber estado consumiendo, aunque la duración también depende de la potencia de la metanfetamina usada.

Uno de los factores que han demostrado mayor riesgo para que la persona sufra psicosis es el antecedente en la familia de esquizofrenia o trastorno bipolar (cinco veces más riesgo que el resto de la población).

Otro factor de riesgo es la cantidad y el tiempo de consumo. Entre mayor sea el consumo, mayor es la posibilidad de desarrollar psicosis.

Existen dos formas de psicosis derivadas del consumo de cristal:

  1. Psicosis transitoria después de suspender o disminuir de forma considerable el consumo.
  2. Psicosis que persiste por semanas o meses, después de suspender o disminuir de forma considerable el consumo.
 

Cuando una persona está intoxicada con cristal se afecta directamente el sistema nervioso porque incrementan los niveles de dopamina en cantidades tóxicas para el cerebro. De forma indirecta, afecta a otros neurotransmisores como el glutamato. Como resultado de esto, hay un daño en la corteza cerebral y otras áreas (ej. sistema mesolímbico) que controlan la sensación de placer y recompensa, conduciendo no sólo a una adicción, sino a la aparición de síntomas psicóticos.

En estudios con imágenes cerebrales de las personas usuarias de cristal, se ha corroborado el adelgazamiento de la corteza cerebral, especialmente de la zona frontal que es la que regula nuestro comportamiento, propiciando en los usuarios comportamientos agresivos, intranquilidad o conductas erráticas, así como alteraciones emocionales.

Es por esto que cuando una persona que consume cristal o intenta suspender el consumo, presenta conductas extrañas o agresivas, ideas delirantes; especialmente de tipo paranoide (ej. sensación de ser perseguido o vigilado), alucinaciones (ej. oír voces, ruidos que no son reales), ansiedad, insomnio y probablemente pérdida de peso importante, que requiere de atención inmediata.

¿Cómo se trata la psicosis inducida por el consumo de cristal?

El tratamiento debe ir dirigido a los síntomas psicóticos y a prevenir  recaídas, ya que una vez que la persona ha presentado un cuadro psicótico, existe una alta probabilidad de presentarlo de nuevo (cinco veces más riesgo) con cualquier otra droga de abuso o por el uso del cristal.

  • Para el cuadro psicótico: habitualmente se utilizan medicamentos que ayudan a controlar la liberación de dopamina en el sistema nervioso, con la finalidad de contrarrestar el efecto de las metanfetaminas. En específico, estos medicamentos se llaman antipsicóticos.
  • Es necesario evaluar a la persona por expertos, para evaluar la peligrosidad y gravedad de los síntomas y por si se requiere algún otro medicamento, por ejemplo, en caso de existir de forma conjunta un episodio depresivo o ansioso.
  • La terapia cognitivo conductual, es la que más evidencia tiene para coadyuvar en el tratamiento de consumo de sustancias, con especial enfoque en evitar una recaída. 

Bullying

  • El acoso escolar, o bullying es un tipo de violencia que ocurre en el entorno escolar o a través de las redes sociales.
  • Afecta a niñas, niños y adolescentes sin distinción de edad o nivel socioeconómico.
  • Generalmente se manifiesta a través de comportamientos agresivos, crueles y deliberados por parte de un/a estudiante o un grupo de estudiantes hacia otro/a compañero/a con la intención de hacerle daño, intimidarlo/a o humillarlo/a.
  • A diferencia de las agresiones esporádicas el bullying implica comportamientos reiterados de intimidación y exclusión intencionales, sin provocación de por medio, es constante y personalizado.
  • El acoso escolar o bullying  puede manifestarse de diferentes formas:
    • Acoso verbal: decir cosas hirientes, apodos despectivos o insultos, inventar chismes, etc.
    • Acoso o bloqueo social:  acciones que tienen la finalidad de excluir o marginar a la persona. Por ejemplo, difundir rumores,  impedir que otros/as jueguen, hablen o se junten con la víctima y propiciar su aislamiento.
    • Acoso físico: golpes, patadas, empujones, romper cosas de la persona, etc.
    • Ciberbullying: es una forma de acoso a través de internet, por ejemplo, subir videos a las redes sociales cuando se está golpeando y/o humillando a un compañero, hacer comentarios que puedan avergonzarlo/a, enviar mensajes públicos o privados con amenazas.
  • Las víctimas de bullying no solo sufren por el daño físico al que son sometidos/as, sino que también sufren daño psicológico o emocional que puede perdurar a lo largo de la vida adulta aunque el abuso haya finalizado.
  • A los niños o adolescentes que hacen bullying se les llama bullies, pueden ser niñas o niños, suelen ser agresivos/as, tienen dificultades para desarrrollar habilidades sociales y no sienten culpa por causar daño a sus compañeros/as. Algunos Bullies son víctimas de violencia intrafamiliar.
  • El bullying tiene repercusiones muy graves en la salud mental de las víctimas, ya que afecta su autoestima y puede provocar depresión, ansiedad y en algunos casos suicidio.
  • El bullying también es un factor de riesgo para desarrollar psicosis.
  • Si eres víctima de acoso escolar o bullying NO te quedes callado. Habla con algún adulto que sea de tu confianza y que pueda ayudarte a resolver la situación, por ejemplo, tus padres, algún profesor o directivo de tu escuela, etc.
  • Para prevenirlo y atenderlo es importante que se implique toda la comunidad educativa inclyendo a los/ profesores/as, padres de familia y directivos.
  • Si quieres mayor información y herramientas para reconocer y prevenir el bullying puedes visitar este enlace.