Estigma y enfermedad mental
¿A qué nos referimos cuando hablamos de estigma?
El estigma se define como “un atributo profundamente desacreditador” y “culturalmente inaceptable” que margina al sujeto que lo presenta y provoca sentimientos de vergüenza y culpabilidad (Goffman, 2003; Pedersen, 2005). El estigma parte de un juicio negativo y devaluador que implica conductas discriminatorias y de injusto rechazo que atentan contra la dignidad de las personas (Gargoloff et al., 2002).
A través de la historia se han construido estereotipos fuertemente arraigados en relación con la peligrosidad, incompetencia y falta de voluntad de las personas con trastornos mentales, generando consecuencias negativas a nivel social y psicológico, que conlleva a grandes obstáculos para buscar y recibir atención integral y adecuada para quienes sufren una enfermedad mental.
Los prejuicios y actos discriminatorios hacia las personas estigmatizadas deterioran profundamente los vínculos afectivos y el bienestar psicoemocional, por esta razón es fundamental visibilizar y comprender la complejidad y desafíos de lo que implica padecer una enfermedad mental.
Estigmatizar la enfermedad mental
Debido al desconocimiento para identificar los problemas y trastornos mentales de manera oportuna, el tratamiento y pronóstico suele tener barreras y obstáculos importantes por el impacto y significado que genera afrontar y entender la enfermedad mental en la familia y en la comunidad. Un gran número de personas tienen una serie de prejuicios –estigmatización– comúnmente asociados a la apatía, indiferencia, enojo, violencia, pereza, etc., que los deshabilita y discrimina, catalogando dichas conductas como reprobables, inadmisibles e incluso dañinas socialmente; en consecuencia, quienes sufren de un trastorno mental, frecuentemente luchan en su entorno inmediato (familiar, social, laboral, educativo) con formas de exclusión y discriminación por no adaptarse a la normalidad de su contexto. El abordaje a las problemáticas y conflictos que suscitan el día a día de quienes tienen un trastorno mental, generalmente está dado desde el intento por corregir o eliminar comportamientos o prácticas inadecuadas e inaceptables socialmente, produciendo rechazo y aislamiento ante la imposibilidad de comprender a profundidad la enfermedad, aún contando con un diagnóstico médico. A falta de información, socialización y sensibilización, las vías para el tratamiento y atención oportuna, quedan restringidas o descartadas.
Medidas para combatir el estigma
La rehabilitación integral y la inclusión social de las personas con problemas o trastornos mentales y sus familias, no depende solo de la oportunidad y la calidad de la atención en salud; es indispensable que los diferentes sectores (educación, cultura, deporte, justicia, trabajo, comunicaciones y la comunidad en general) transformen sus estereotipos, prejuicios y conductas discriminatorias para combatir el estigma de la enfermedad mental, haciendo los ajustes razonables que brinde una atención multisectorial e interdisciplinaria de forma efectiva, abordando de manera conjunta el aspecto personal, familiar y social, además de contemplar e identificar las necesidades inmediatas para la intervención y tratamiento oportuno.
Una de las grandes labores y herramientas para el combate del estigma en la enfermedad mental, está orientada en brindar la información pertinente sobre los distintos trastornos, con el objetivo de educar y sensibilizar no sólo a quienes padecen o conviven de primera mano con una condición específica, sino también a la sociedad en general. En la medida en que haya mayor conocimiento y comprensión acerca de las enfermedades mentales, es posible generar más espacios incluyentes y de cuidado colectivo, fomentando el respeto, la solidaridad y mejora en la calidad de vida de las personas que las padecen.
Estigma y psicosis
Identificación temprana de la psicosis en el contexto escolar
Signos de alerta para identificar tempranamente la psicosis y canalizar a los servicios de atención:
Los espacios educativos tienen una función social importante más allá de la formación formal, hoy en día sabemos que los procesos de enseñanza-aprendizaje están estrechamente relacionados con el desarrollo psicoemocional y social de los niños, adolescentes y jóvenes. En la medida en que se genere y promueva un clima de respeto, solidaridad e inclusión, favorece la comprensión, sensibilización y atención de los problemas de salud mental en las instituciones educativas. Para tal fin, presentamos algunas consideraciones para la detección temprana de psicosis en el ámbito escolar, teniendo en cuenta que:
- Los trastornos psicóticos inician de forma gradual en la adolescencia y en el período de transición hacia la edad adulta.
- Los trastornos psicóticos tienen alta prevalencia en estudiantes de educación media-superior y superior, generalmente afecta el rendimiento académico y bienestar psicosocial.
- Dado que los niños y adolescentes pasan gran parte de su tiempo en la escuela, el entorno escolar es idóneo para identificar tempranamente los problemas de salud mental y promover la búsqueda de atención oportuna.
- El aislamiento social, los problemas cognitivos que dificultan la comunicación y el aprendizaje, la apatía, la desconfianza o suspicacia hacia los demás y los cambios en el comportamiento, son características más frecuentes de la psicosis.
- Los adolescentes que desarrollan un trastorno psicótico presentan cambios emocionales y conductuales mucho antes que inicien los síntomas graves del trastorno (fase prodrómica).
- Estudios han mostrado que el tiempo que transcurre el inicio de los primeros signos de psicosis hasta que se acude a los servicios de salud, durar entre 1 y 5 años.
- Mientras mayor sea el tiempo sin atención adecuada, mayor será la repercusión en diferentes áreas de la vida: a nivel de discapacidad psicosocial y pronóstico en relación a la evolución de la enfermedad.
- Los signos iniciales de la psicosis suelen confundirse con los cambios y crisis típicas en la adolescencia, lo que dificulta el diagnóstico temprano y la búsqueda de ayuda profesional.
¿ Qué señales podemos detectar en los espacios educativos?
Tabúes sobre la psicosis y exclusión social
Hoy en día sabemos que existen muchos prejuicios, creencias y estereotipos negativos asociados a los trastornos mentales dañando directamente a quienes los padecen y los núcleo más cercanos, familiares y amigos.
El listado es largo en relación a las creencias y estereotipos que giran en torno a la psicosis, sin embargo, es importante puntualizar que las personas con psicosis no son violentas, pueden presentar episodios de violencia como cualquier otra persona sin la condición.
Ahora, es indudable que con los recursos, apoyo, tratamiento necesario, pueden recuperarse, lograr independencia, una vida digna y de calidad.
Por esta razón, insistimos en la sensibilización y socialización a nivel individual y colectivo, de los diferentes trastornos mentales, haciendo hincapié en la importancia de comprender y conocer la enfermedad para romper con los prejuicios y creencias que frecuentemente están presentes en la sociedad.
La inadaptación social, la imposibilidad de recuperación; la incompetencia e incapacidad para trabajar, estudiar, desarrollarse profesionalmente, son algunos de los grandes prejuicios y estereotipos que obstaculiza e incluso cancela el acceso a tratamiento y atención adecuada.
Estigma y discriminación en la vida cotidiana
Las consecuencias del estigma afectan no sólo a las personas que padecen un trastorno mental, también a quienes los rodean, principalmente la familia: el rechazo, desconocimiento e incomprensión resultan ser los componentes que enfrentan cotidianamente.
El estigma actúa en dos niveles, el primero es externo, producto de formas en que se socializa, es decir a través de ideas, creencias e imaginarios que construye la sociedad, son formas de nombrar y designar que generan diferenciación social, particularmente en lo que es valorado y rechazado, lo aceptable e inaceptable, etc. El segundo sentido en el que actúa el estigma o marca es cuando estas creencias, ideas y nombres se internalizan, dichos prejuicios y estereotipos conforman percibido como propio.
Estigma internalizado
Nos referimos a estigma internalizado a la experiencia de cómo las personas con un trastorno psiquiátrico viven su condición, es decir, los sentimientos, pensamientos y afectos que definen las formas de relacionarse consigo mismos y con otros. Generalmente los prejuicios, etiquetas y estereotipos que giran en torno a la enfermedad mental producen un impacto negativo en la autopercepción de quienes sufren un padecimiento, que influye y determina las formas de adaptación y vinculación social.
El aislamiento y la discriminación son una constante que deteriora profundamente el bienestar psicoemocional y calidad de vida de quienes sufren estos padecimientos. La psicosis representa uno de los trastornos con mayor estigmatización social, quienes sufren de la enfermedad se les cataloga comúnmente por ser personas violentas, agresivas, indiferentes, perezosas, generando miedo, rechazo y exclusión social y también en la percepción de sí mismos, afectando profundamente el estado psicoemocional y de autoestima.
Para poder contribuir a la prevención, la identificación temprana de los trastornos psicóticos en las fases iniciales y favorecer la búsqueda de atención oportuna, se requiere que los miembros de la comunidad educativa (docentes, directivos, estudiantes y padres de familia) reciban información adecuada sobre las características de estos trastornos, su impacto en el ámbito escolar, los principales signos de alarma que dan cuenta de la necesidad de atención profesional, las causas o factores de riesgo y los factores de protección que reducen su aparición.
Es importante considerar que el personal educativo (profesores/as, directivos/as y administrativos/as) esté sensibilizado e informado sobre las problemáticas e implicaciones de los distintos padecimientos mentales, con miras a construir herramientas y vías de atención oportuna para poder brindar el apoyo a los estudiantes que lo requieren, promover su inclusión, contribuir a disminuir el estigma y las actitudes discriminatorias hacia los que viven con una enfermedad mental; haciendo hincapié en que es factible la rehabilitación y mejoras en la calidad de vida.
Cambios en el comportamiento
• Ser excesivamente desconfiado. Las relaciones sociales se ven afectadas por la desconfianza y la suspicacia hacia los demás.
• La higiene personal se descuida y deteriora conforme se agrava el trastorno.
• Disminución de las actividades de ocio o deportes que antes disfrutaba hacer.
• La postura se vuelve rígida, con posiciones extrañas que parecen incómodas.
• La apariencia física se vuelve extravagante.
• Alteraciones en el sueño (dormir poco o en exceso).
• Rechazo a interactuar físicamente con otras personas
• Tendencia al aislamiento y ensimismamiento
• Pasar menos tiempo con los amigos y, en general, deterioro en las relaciones sociales
• Ansiedad social
• Sensación de miedo extremo
• Disminución de la motivación
• Problemas en el rendimiento académico
• Consumo de drogas
Cambios en la percepción de la realidad
• Ver, oír, sentir, oler o saborear cosas que no son reales o que otros no pueden percibir.
• Distraerse con estímulos sutiles o inexistentes (por ejemplo, ser más sensible a las luces o los sonidos).
• Sentirse desconectado del mundo o sentir que hay algo “raro” en los demás o en el mundo.
Cambios en la expresión emocional
- Incapacidad para expresar sentimientos como el llanto o la alegría (afectividad aplanada).
- Cambios de humor repentinos.
- Estado de ánimo depresivo.
- La expresión facial se vuelve inexpresiva y los gestos inexistentes, resulta difícil saber el estado emocional de la persona.
- La mirada está fija o perdida en el infinito, sin contacto visual con el interlocutor que tiene enfrente.
- Se producen risas inadecuadas o inmotivadas.
- El contacto físico puede ser extremadamente próximo (invasivo) o muy distante.
Problemas en el pensamiento en el lenguaje y la comunicación
- Decir cosas sin sentido (utilizar palabras incorrectas o divagar).
- El discurso es vago, confuso y hay una carencia de fluidez en la conversación, se vuelve incoherente e incomprensible.
- La velocidad con la que hablan puede ser extremadamente lenta o rápida.
- El tono de voz es plano, monótono y sin modulación.
- Los pensamientos se vuelven, incontrolables, irracionales y sin sentido.
- Hay una hipersensibilidad ante ciertos estímulos: la luz del sol y ruidos comunes.
- Predomina la fantasía, el pensamiento mágico y las creencias extrañas.
- Tienen dificultad para entender las ironías.
- Problemas de memoria, atención, concentración, desorganización del pensamiento y del lenguaje.
Recomendaciones para el apoyo a los alumnos con psicosis en el contexto escolar
- Los cambios en el comportamiento de los estudiantes con psicosis los pone en mayor riesgo de sufrir acoso escolar, burlas, intimidación y rechazo social por parte de sus pares, lo cual, promueve el aislamiento social y el abandono escolar.
- Es importante promover un ambiente de confianza en el ámbito escolar que permita una comunicación fluida y colaboración entre los alumnos, los padres de familia y el personal educativo para que, en caso de que se presenten problemas en el desempeño académico, se puedan identificar las causas y responder adecuadamente a la situación.
- Trabajar en conjunto con los estudiantes que padecen psicosis para ayudarlos en el manejo de los síntomas en la escuela.
- Disminuir los factores estresantes que pueden detonar los síntomas (por ejemplo, disminuir las exigencias cuando el alumno no está en condiciones de cumplir con ciertas metas).
- Favorecer la empatía y el respeto entre los estudiantes.
- Reforzar el autoestima y las habilidades sociales.
- El personal de salud o enfermería de las escuelas puede ayudar a administrar a los estudiantes los medicamentos en la escuela y los maestros pueden permitir que los estudiantes salgan de clase para recibir medicamentos o abordar los efectos secundarios (por ejemplo, sed, hambre, fatiga, nerviosismo).
- Adecuar y proporcionar espacios tranquilos para realizar trabajos o exámenes, tanto en el interior como en el exterior del salón de clases (por ejemplo, la biblioteca).
- Si los estudiantes están presentando dificultades o están angustiados por alcanzar ciertas metas, se pueden ofrecer contenidos alternativos o brindar más tiempo para las entregas de tareas o actividades, con la finalidad de disminuir la angustia o ansiedad.
- Se puede considerar la opción de sentarse lejos de compañeros que distraen o de ciertas áreas ruidosas para ayudarlos a mejorar la concentración y disminuir el estrés.
- Un estudiante con psicosis puede tener dificultad para permanecer despierto o prestando atención en clase debido a los efectos sedantes de los medicamentos. La escuela puede brindar apoyo para tomar notas, descansos para acostarse o brindarle tiempo extra para completar las actividades o los exámenes.
- Los maestros pueden proporcionar notas o grabaciones de las clases para ayudar a los estudiantes a mantenerse enfocados en la información relevante.
- Hablar en público o frente a los compañeros en clase puede exacerbar los síntomas de algunos estudiantes con psicosis, por lo que los maestros pueden ayudar a disminuir el estrés permitiendo que las presentaciones orales se hagan en formatos alternativos (por ejemplo, grabadas o sólo en presencia del/a maestro/a)
- Brindar espacios de acompañamiento o seguimiento para ayudar a los alumnos con psicosis a alcanzar sus objetivos y metas académicas creando un ambiente de confianza y empatía.
- El personal educativo puede ayudar a los estudiantes a organizar las tareas, revisar los registros de tareas y proporcionar hojas de comunicación entre el hogar y la escuela.
Ambiente familiar
Las formas más importantes de ayuda parecen ser:
- Crear una cultura familiar o amistosa de comunicación fluida (expresar acuerdos y desacuerdos de forma no dañina) (Link al video de asertividad).
- Mostar cariño y apoyo (hazle saber al otro que hay algo de verdad en lo que siente y opina). (Link al video de asertividad).
- Encontrar un equilibrio entre la dependencia y la independencia.
- Mantener espacios de disfrute y ocio.
Comprendiendo, aprendiendo y conviviendo con la psicosis.
Es frecuente que cuando un familiar presenta síntomas psicóticos que pueden estar asociados a distintos trastornos como puede ser la depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, entre otros padecimientos, resulta difícil para la familia comprender la situación y enfrentarse en primera instancia al diagnóstico médico -psiquiátrico- y posteriormente al pronóstico. Como cualquier enfermedad, las primeras reacciones en la familia, personas cercanas y quien padece psicosis, pueden experimentar:
- Negación de los síntomas: ignorar o negar que algo está pasando o asociarle a otros motivos como la edad o el carácter
- Sentimientos de culpa: se tiene la sensación de que algo se ha hecho mal, que se ha fallado y en consecuencia se asocia la aparición de la enfermedad como consecuencia de una falla o fracaso.
- Vergüenza y miedo: La vergüenza y el miedo son sentimientos que frecuentemente se experimentan ante los estigmas, prejuicios y estereotipos que giran al rededor de las enfermedades mentales en la sociedad.
- Sensación de pérdida: está claramente marcado por un antes y después de la presentar una enfermedad mental, hay un sensación de pérdida por tiempos donde la enfermedad no tenía lugar, expresión.
- Desesperanza.
Cuidando a los cuidadores
Actualmente se sabe que la atención y tratamiento hacia personas que desarrollan un padecimiento mental grave como la psicosis, no depende únicamente de tratamiento médico y farmacológico, que si bien son factores fundamentales, tienen relación directa con otros factores (social, económico, laboral, psicoemocional, cultural, familiar, etc.) que no deben dejarse de lado en la medida en que juegan un papel significativo en el pronóstico y desarrollo de la enfermedad.
El cuidado de los cuidadores es un rol y papel fundamental que desempeñan generalmente las familias, por lo mismo, los cuidadores o personas a cargo de quien padece una enfermedad mental no está exento de enfrentarse a circunstancias diversas que afectan la salud psicoemocional y física.
En la medida en que constantemente se ven sometidos a situaciones donde experimentan alto grado de estrés, fatiga e incertidumbre por el pronóstico y desarrollo de la enfermedad que vive un ser querido. Los efectos y alta responsabilidad que requiere el cuidado de una persona con psicosis, resulta extenuante y adverso, trayendo consecuencias negativas que deterioran la salud mental y física de quien realiza estas tareas, máxime cuando se enfrentan a una enfermedad crónica discapacitante, afectando de manera negativa su habilidad de cuidado sobre sí mismos y sobre el receptor del cuidado, lo que lleva a círculos viciosos que pocas veces se logran romper.
Infancias y adolescencias alrededor de la psicosis
Psicoeducación y acompañamiento terapéutico en psicosis
La psicoeducación y los espacios terapéuticos son elementos importantes que ayudan al paciente y a la familia a afrontar y generar estrategias y herramientas en distintos niveles de la vida diaria: social, emocional, cognitivos y físicos.
Alguna de las terapias que han tenido alta receptividad en la psicosis ha sido:
- Terapia Cognitivo-conductual
- Rehabilitación cognitiva
- Psicoeducación familiar
- Entrenamiento en habilidades sociales
- Programas de apoyo al empleo
Principales causas de psicosis médica
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